jueves, 27 de octubre de 2011

el susto

Anoche tuve un susto, que viene a ratificar mi animadversión al otoño. Y no olvido, porque no lo consigo, lo que sucedió el 28 de octubre de año pasado, suceso que puso a Jorge en una situación muy comprometida.
Anoche, sobre las 2 de la madrugada vinieron de visita  todos los fantasmas.
Jorge, que todavía duerme en su cuna a mi lado, tenía la mano izquierda muy extendida y rígida, que con la lucecita del pulsímetro, se vuelve más llamativa. Intenté flexionarsela y meterla debajo de su colcha, entre otras cosas porque anoche iba de manga corta. No puede. Me alarme y encendí la luz y encontré a Jorge, que casi siempre tiene la cabeza vuelta a la izquierda, con la cara vuelta a la derecha, los ojos muy vidriosos, un poco entornados y la mirada muy perdida.
Intentaba llamar su atención pero no respondía. Lo cogí en brazos, lo puse encima de la cama, lo volví a coger en brazos. NO convulsionaba, tan sólo tenia movientos como si tuviera escalofríos y estaba muy rígido. pero no respondía. La saturación,  que anoche estaba estupenda milagrosamente, no se alteró. De hecho sólo bajó a 95: Y las pulsaciones tampoco se vieron alteradas, ni por exceso ni por defecto. Todo era muy desconcertante.
Lo cogí a él  en brazos y a su pulsi y nos fuimos a su habitación. Seguía ido. Fui a buscar el teléfono para llamar al hospital, ya que su pediatra de la UHDP estaba de guardia. Y antes de poder efectuar la llamada, se puso muy muy rojo y vómito, varías bocanadas y al final tiró una buena cantidad de mocos por la nariz.
Después de vomitar se lo recuperé. Volvió la cabeza a la izquierda, me miró  y me sonrió. Suspiré aliviada. Empezó a ponerse muy pálido, sobre todo los labios, y la rigidez anterior desapareció dando paso a todo lo contrario.
Lo limpié y lo cambié, y llamé al hospital. Después de hablar un buen rato con la pediatra decidí no subir al hospital si no repetía, ya que allí sólo lo mediarían si esto sucedía y Jorge estaba muy dormido. Y decidí observarlo en casa, así estaba yo un poco más cómoda, porque aunque no  pudiera dormir observando lo, por lo menos podía estar acostada a su lado, cosa que en el hospital no me permiten.  Y como dijo Laura, en todo caso, si repetía se llamaba a la ambulancia, y el servicio del SAMU está muy cerquita de casa.

¡¡¡¡¡¡¡¡ Qué coraje que me da todo esto !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

encima lo que escribo se borra.
En resumen: Esta mañana vino Juan el pediatra de la UHDP, y según su criterio, se ha tratado de un episodio paroxístico. Es algo más traquilizador. pero sigue siendo ¿casualidad? que estas historias sucedan en otoño.

Buenas noches

2 comentarios:

  1. Es monísimo :o)
    ¡Menudos sustos para ti, pero estás hecha toda una pediatra!
    Y tienes que estar aliviada ahora que volvemos con el buen tiempo y la primavera.
    Un beso para vosotros,
    Palmira

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